Hora del cigarrito

¡Estamos en vacaciones! Las vacaciones de Invierno. Nos dan un mesecito entre Enero y Febrero para que no nos muramos de frío en las calles y nos quedemos en casita (en mi caso, en la residencia). Es que, amigos míos, las temperaturas han llegado a los -14ºC y, al menos para mi, eso fue un gran golpe al principio. Ahora ya estoy más acostumbrada y las temperaturas no bajan de -11ºC y a veces llegan hasta los 3ºC -dato que aunque no lo parezca es señal de un buen día-.

Yo me fui de visita a casa por un mes y cuando volví el campus estaba desierto. Todo aquel que ha podido se ha marchado con la familia para pasar el Festival de Primavera. Como yo y mis compañeros (estudiantes extranjeros) tenemos mucho que estudiar, tener la universidad de "convento" es una gran ventaja. La ciudad entera está inusualmente vacía, a penas tiene coches y los transportes públicos abarcan un número normal de personas (lo comparo con el número habitual que resulta demasiado elevado, como ya he comentado alguna vez, pero sin ánimo de ofender a nadie, por supuesto).

Lo que continúa en estos días tan fríos y cortos, es la contaminación. Aunque se pueda ver el cielo azul gracias al viento que se lleva gran parte del polvo fuera de la ciudad (o supongo que es por ese motivo), sigue siendo evidente la nube de contaminación que nos acecha más allá de las puertas del cuarto. Por lo visto Pekín es una de las ciudades más contaminadas del mundo, las cifras que yo he oido son de una comparación con 70 cigarrillos diarios, aunque debe de ser una exageración. Lo que no es una exageración son las enfermedades mal curadas y no curadas de pulmón que acechan a los ciudadanos, en especial a los niños pequeños. No recuerdo el dato exacto pero las muertes infantiles por enfermedad de pulmón son muchas. Yo conozco un caso personal, por fortuna no se trata de un fallecimiento; el hijo de una de mis profesoras lleva enfermo desde el mes de octubre. Empezó con una tos, le diagnosticaron una neumonía, pero no pareció curarse. A continuación intentó tratarle con medicina china con dos médicos famosos, pero no funcionó (en defensa de la medicina china alegaré que era un poco tarde para mostrar remisiones inmediatas) y finalmente acabó de emergencia con el niño hospitalizado. Ha estado más de un mes en el Hospital y ahora ha vuelto a casa pero sigue tosiendo. En definitiva, un niño de 2 años que lleva enfermo cuatro meses por una enfermedad de pulmón sin cura. No sé si compartiréis mi opinión pero a mí sólo se me ocurre una cura: salir de Pekín. Ya le comuniqué a la profesora lo que yo pensaba, y que pienso que deberían hacer todos los padres con hijos enfermos, pero debido a su situación familiar, no lo ha hecho.

Leí en el periódico en español que se han tomado medidas respecto a la contaminación y que la venta de coches, hasta el año pasado de 200 diarios, se está intentando controlar. Así mismo los conductores deberán permanecer aparcados un día a la semana según el número de matrícula. Bueno, conociendo a los chinos eso no lo va a cumplir nadie, pero es un primer paso. En mi opinión lo que habría que empezar a intentar es quitar la idea de que el coche es un signo de estatus social. Hace unos años en Pekín todo el mundo viajaba en bicicleta, y hay bicicletas muy cómodas, así como autobuses muy bien comunicados y baratos y taxis para los más acomodados. Ah, y una medida más que se ha tomado es la inauguración de 5 nuevas líneas de metro. Están que se salen.

No cantemos victoria, hay mucho trabajo por delante en la capital de China, pero parece que los movimientos ecologistas están dando pequeños pasitos. Pensemos, por ser bienpensados, que es por una clara evolución de la ética y la lógica de la humanidad, y que no es por puro beneficio. Pensémoslo.

En definitiva, mientas no cambien las cosas, nadie nos va a librar de la hora del cigarrito, para quien quiera y para quien no.

Y nadie nos librará de las motañas de basura que rodean nuestra ciudad y nuestros ríos. Pero eso es ya otra historia que contaré en otra ocasión.